¿Para cuándo se hará en Madrid?
El 90% de los restaurantes inspeccionados en los últimos dos años han tenido algún tipo de problema de sanidad, la mayor parte leves.
Superar la inspección de sanidad sin deficiencias en ninguna de las categorías examinadas parece una tarea difícil teniendo en cuenta el elevado número de restaurantes de Barcelona que, en los controles de los últimos dos años, han presentado algún tipo de problema.
Según datos de la Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASPB) obtenidas por EL PAÍS, entre enero de 2015 y octubre de 2016 se detectó algún tipo de deficiencia en más de un 90% de los restaurantes y bares inspeccionados. Las cifras muestran que en este periodo se realizaron unos 1.875 controles, pero todavía se incluirán los de los últimos meses de 2016. Según la agencia, el año pasado se examinaron 1.040 locales y el objetivo es cerrar también este ejercicio con más de 1.000 inspecciones.
De éstos, 1.875, más del 90%, presentaron algún tipo de deficiencia, aunque la mayoría eran de tipo leve. De hecho, sólo en 131 locales se detectaron problemas graves, lo que representa un 7% del total inspeccionado.
Fuentes de la ASPB indican que una deficiencia leve se considera un problema menor con una “baja probabilidad de que provoque daños a los consumidores”. Lo ejemplifican de esta manera: “Un cubo de basura con el pedal roto pero que esté limpio puede ser una deficiencia leve. En cambio, si se comprueba que se ha entrado en la cocina el contenedor de basura que habitualmente está en el exterior es grave “.
La deficiencia leve más común se encuentra en el apartado llamado “autocontroles sanitarios”, que se basan en aspectos genéricos que los locales deben controlar presentando un plan documental y registrando las incidencias para revisar su implantación. Los hay de varios tipos, pero básicamente son los planes siguientes: control de agua potable, limpieza y desinfección, control de plagas y animales indeseables, formación de los manipuladores de alimentos, control de los procesos de seguridad alimentaria y mantenimiento de equipos e instalaciones.
Desde la agencia indican que este es el apartado con más dificultades para algunos establecimientos porque implica que se deben implementar controles sobre la actividad de los restaurantes, y esto puede ser más difícil para alguno de los negocios más pequeños o familiares. Por este motivo señalan que es muy importante hacer una labor pedagógica. El director general del Gremio de Restauración de Barcelona, Roger Pallarols, lo confirma, y explica que los servicios de asesoría de ingenieros y abogados que ofrecen son los más demandados entre los establecimientos.
Pallarols destaca también que el hecho de que los restaurantes hayan tenido alguna deficiencia leve en los últimos meses no significa que aunque estén ahora. “En la mayoría de los casos ya se han subsanado. A veces son pequeñas deficiencias de tipo administrativo o porque ha caído un mostrador de la pared. Se deben corregir, pero no ponen en riesgo la seguridad alimentaria. El cumplimiento de esta seguridad es elevadísimo y no hay motivo de alarma “, afirma.
En los casos más graves, aunque los inspectores no tienen potestad para cerrar los locales definitivamente, sí se decretan ceses temporales de la actividad, que pueden ser parciales -por ejemplo, permitir el servicio de bebidas pero no de comida- o totales . Así pues, hasta que el inspector no certifica que se han solucionado los problemas, no se levanta la suspensión.
Después de los autocontroles, las deficiencias leves más comunes se encuentran en el mantenimiento de las estructuras y los equipamientos, el procesamiento y la manipulación de alimentos, la limpieza y los problemas con los productos.
Universidades y cafeterías de hospitales
Las deficiencias leves llegan también a las cafeterías de las facultades de varias universidades barcelonesas. Aunque no hay ninguna que presente problemas graves, la mayoría se ha detectado algún tipo de deficiencia menor que, en algunos casos, ha sido enmendada posteriormente. Se han encontrado, por ejemplo, en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Barcelona, en la avenida Diagonal, o en la Facultad de Geografía e Historia, en la calle Montalegre. También se han detectado este tipo de problemas leves en los bares de los edificios Jaume I y Roger de Llúria de la Universidad Pompeu Fabra.
Las cafeterías de algunos hospitales tampoco han quedado libres de estos pequeños incidentes menores. Este es el caso, por ejemplo, del bar central del Hospital Vall d’Hebron o de la cafetería Arantxa del Hospital del Mar.
Los resultados de las inspecciones de sanidad en los establecimientos de restauración de Barcelona son públicos por primera vez gracias a una petición de información mediante la Ley de transparencia y acceso a la información de Cataluña hecha por este diario.